Dec 2, 2009

libro abierto...

Erase una vez una librería llena de libros. La gente llegaba a la librería y usualmente ojeaban un poco los libros antes de comprarlos. Los libros corrían al lado de los clientes y contaban su historia, los clientes los agarraban y los libros reacios a mostrar su final se aferraban a sus lomos para evitar que los abrieran. Los libros más reacios eran los que siempre compraban, pues levantaban la curiosidad de la gente.

Entre esos libros había un libro en inglés con el borde del lomo descosido con un II escrito en una de las esquinas del lomo. Siempre que lo levantaban los clientes abrían al libro e iban directamente al final. El libro también cometía el error de contarles los detalles más impresionantes, por curiosidad los clientes no podían esperar a leerlo, lo levantaban, leían el final y lo dejaban de vuelta en su estante, nadie quería un libro abierto.

Un día el libro abierto vi entrar a un cliente, cansado de nunca ser llevado comenzó a narrar su historia. Saltó por encima del libro de “20 mil leguas de viaje submarino”, besó a “Lo que el viento se llevo”, se rió de toda la colección de Kino y hasta bailo con “Tango para dummies”, todo con su español machucado que había aprendido después de salir un tiempo con un diccionario de castellano. Todo parecía ir de acuerdo al plan, eso hasta que un libro celoso del éxito de nuestro libro comenzó a gritar el final de su historia. El cliente, decepcionado por ver el final de la historia arruinado, agarró el libro y de un tirón lo abrió desgarrando toda la portada y descosiendo definitivamente el lomo llegó al final y leyó la última página. Luego lanzó el libro contra el estante de los comics y ahí tendido en el piso quedó el pobre.

Después que unos comics de Tin Tin lo ayudaran a levantarse el libro cojeando se acercó a la sección de papelería y con tirro plomo se enrolló como pudo, escondiendo definitivamente sus páginas.

El tiempo pasó y a medida que entraban los clientes el libro se sentaba en una esquina con los diccionarios viendo pasar a los clientes con recelo, reacio a contar su historia. Un día una joven entró a la librería buscando un libro y preguntaba a los demás libros por él. Pasaba por todas las secciones buscando y preguntando hasta que una enciclopedia señaló en dirección de nuestro amigo.

Lleno de temor el libro trató de saltar sobre los cuadernos pero en el último momento lo agarraron. Lleno de temor el libro temblaba y sudaba tinta fría, la joven sacó una navaja, nuestro libro pensó que era su final, que lo iban a reciclar y convertir en periódico una vez más. La joven usó su cuchillo para cortar el tirro plomo y abrir el libro, pasó las páginas hasta llegar a la última página. Luego de verla por encima dijo “qué suerte que nadie te ha comprado!”.

Nuestro libro fue llevado hasta la caja registradora, no podía parar de sonreír y aplaudir que al fin se lo iban a llevar. Le pasaron el lector de código de barras, dejándolo medio ciego por unos segundos, pero aun sonreía como si fuera el aniversario de la editorial. Al entrar en la bolsa fue su paseo por el centro comercial, le fascinaba ver los televisores de los que había leído en la enciclopedia y los equipos deportivos en las tiendas que tanto promocionaban en las revistas. Al salir se montó en un carro, menos modernos que los de los libros, pero él no sabía mucho de eso ya que esos libros se iban rápido y él nunca tenía chance de hablar con ellos.

Al llegar a la casa nuestro libro salió corriendo de la bolsa y vio una chimenea y arriba un único libro, también desgastado y descocido con un I escrito en la esquina de su lomo. Ese libro volteó y miró con sorpresa a nuestro querido volumen y le dijo “two!” y Two le respondió “One!”. Ambos libros corrieron con todas sus fuerzas a encontrarse en frente de la chimenea a reencontrarse.
-You are the One I love.
-Oh! I love you, Two.
Se abrazaron y la historia quedó completa.

2 comments:

bulda_e_bien said...

¡Excelente como siempre man! :D

Cris7ian said...

gracias man! (Y)