Oct 16, 2010

Mis dos hijos

Y así se encontraba caminando Henry por las calles de su avenida favorita, la Luis Roche. Se aproximaban las doce y le tocaba comprar el pan, Henry era alto chavista. En su mundo de felicidad le gustaba la idea de caminar por la ciudad con sus artilugios tecnológicos, su iPod y su Blackberry. Siempre iba con la gala de que “en este país no está pasando nada”. Él pronunciaba “en este país notapasandonada”, una gran palabra que mezclaba una gran mentira.
Henry se ponía la mano sobre la frente cual visera de piel para evitar el sol de Altamira. Cruzaba a lo lejos del rayado esquivando los carros que le darían la misma prioridad de paso así estuviera pasando pisando únicamente las líneas blancas de la zebra. Esas palabras combinadas como “notapasandonada” son un gran legado del venezolano. También está “Tatequieto” proveniente de la frase “Mantente quieto”, haciendo referencia a que se está por cometer un asalto y el delincuente necesita que la víctima coopere evitando hacer mayores estrágos. Así le dijo el motorizado a Henry, que en medio de su asombro no podía creer sus ojos.
—Espérate ahí camarada.
—Camarada un coño, crees que porque soy choro soy chavista? Negativo sapo, alto adeco presente.
—¿Verga me va a venir a joder uno de la cuarta? — se preguntó Henry.
—Cuarta nada, venao. Afloja ahí cartera y dispositivo móvil, léase iPhone o Blackberry, sino te quiebro. —El motorizado procuro un rápido acto de presencia del otro invitado “el hierro”.
—Tranquilo pana, voy.
Henry sacó su cartera del bolsillo, deslizo su cédula fuera del compartimiento y le dio la billetera al malandro.
—Aha, calidad. Ahora afloja saldo, pues.
—¿Qué?
—Saldo, becerro. Tu celular.
Fue entonces cuando Henry adentró su mano en el pantalón. Estaba en una encrucijada: el iPod o el Blackberry, tenía que escoger. Por un lado en su iPod estaba toda la discografía de Ska-P y Alí Primera, así como el resto de su colección revolucionaria, los playlists románticos llenos de reggae para las noches en Cuyagua al lado de sus amigos del club de estudios políticos, en los que lleva 8 de sus 9 años universitarios de una carrera que se termina en 5.
Al lado estaba el Blackberry, donde tiene su cuenta de twitter @henrycandanguero. En la que sigue a 20 personas y siempre le twittea al presidente que hace falta una dotación de libros y fotocopiadora para el club. En ese celular tiene el teléfono y el pin de Jorge Amorín, el mismo que estudia la carrera que Henry nunca pudo, comunicación social, tampoco la ha terminado, universitarios todos pues.
Era hora decidir, su beneplácito personal o el trabajo social que día a día llevaba a cabo en la web.
—Bueno mamagüevo, tú crees que yo no cargo prisa.
—Bueno güevón yo no cargo real en banda, me duele que me roben pues. Voy a meter la mano en el bolsillo para buscarte la vaina, cálmate.
“Prisa”, Henry tenía que apurar su decisión. ¿De dónde se iba a sacar esos discos que le había pasado Oscar “el que lo botaron” Rangel? Así de jodido es que lo boten a uno de esa universidad para que te den ese sobrenombre, sólo imaginen el tiempo que ese tipo pasó buscando música en vez de estudiar. Henry se imaginó sin su iPod, teniendo que calarse las salsas pule-hebilla de sus amigos y viajar en el metro escuchando la respiración de los demás tripulantes. Luego se vio sin su acceso al dialogo directo del presidente, el twitter. Un conocido de él, un escuálido, había recibido respuesta del comandante, el hombre le había escrito “te odio” y el comandante le respondió que él no era monedita de oro. Imagínate, si estaba respondiendo a escuálidos seguro no faltaría nada para responderle a él, cada día sin twittear podía ser un peligro para conseguir la dotación de libros, o la fotocopiadora.
De la nada se le vino a la mente una alternativa, una esperanza. Estiró su brazo por el iPod y se lo entregó al atracador de un solo gesto, con firmeza.
—Bueno. Nos vemos, diablo. —El motorizado arrancó haciendo el típico caballito.
Diablo, “que fuera rojo no significa que fuera un diablo” pensó Henry. Sonrió y se cuadró en hombros para sacar su Blackberry y poner en marcha su nuevo plan. Abrió el twitter y escribió sin tildes ni comas:
“@chavezcandanga mi presidente, un disociado me atraco en la luis roche y me robo el iPod necesito otro”

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