DOUCHEBAGS |
Yo ya no escucho Limp Bizkit. De hecho, cuando me enteré de dónde viene el nombre y vi las rabietas de Fred Durst porque Britney Spears no le estaba parando bola, pues, comencé a reconsiderar mis gustos musicales. Pero ahí está. Yo fui a dos conciertos de Incubus, y cuando escucho Dig puedo rememorar una época particular de mi vida que, si bien apesta, me genera cierta nostalgia. Pero el último disco de Incubus es tan mierda que de hecho me provoca pedir reembolso de mis reales, y mi dignidad. Estas son bandas que tenían un mensaje con el que me identificaba porque tenía 17 años, y obvio que ya no me identifico porque ya no tengo 17 años. Era rebelde, tenía que ir a la universidad y vivía con mis padres, ahora tengo 25, nadie me dice qué hacer (sin pagarme por ello) y no sé qué voy a hacer con mi vida en 8 meses. También es un poco triste escuchar las mismas bandas que escuchabas cuando tenías 17 años y pensar que su música va a ser el llamado de cada nueva generación, las generaciones cambian, tienen otros problemas y cada vez tienen más líbido. Y sean honestos, en realidad nadie quiere que todo el mundo escuche la música que uno escucha. Tendríamos que calarnos a una cuerda de especímenes asexuales menores de edad en todos lados saturando nuestros oidos y viejos con crisis de mediana edad vistiendo chaquetas de cuero y hablando de sus años mozos, si es que existió tal cosa desde nuestro punto de vista. Prefiero mi concierto de Franz Ferdinand lleno de veinteañeros hipsters hablando de piezas de lego que no pueden comprar por culpa de CADIVI. Prefiero estar harto de Jason Mraz y LMFAO que de A Perfect Circle. Y al carajo ese mensaje de "no recibe todo el reconocimiento que se merece", si el artista está tratando de llegarle a una generación de hipsters y fanboys de la guerra de las galaxias, pues son ellos los que deben darle el reconocimientos. Si son pocos, pues no se volverá multimillonario, no podía hacerlo en primer lugar.
También está de moda odiar. Odiar todo. Odiar las bandas que las escuchan más de 10 personas. El problema de que cuando una banda es escuchada por un montón de gente es que capaz te asocien con esas personas y tu identidad colectiva se pierda. Y Maná es una mierda (lo de Maná está fuera de lugar pero quería reforzarlo). Hay gente que la verdad es que busca tanto de odiar las cosas que se genera una identidad sobre las cosas que detesta por encima de las que adora. O su identidad se basa en separarse lo más posible de cualquier grupo y nunca definir qué disfruta en la vida. Cómo es posible lo anterior? Pues igual que catalogo a alguien por tener una franela que diga STAR WARS puedo catalogar a alguien por tener una que diga FUCK STAR WARS. Y si comienzas a decir todo lo que odias, no queda de otra que suponer que posiblemente nunca dejes de quejarte.
José Rafael Guzmán dijo esto:
Yo crecí con Maná, pero ellos no crecieron conmigo.Fin. Esa es la idea que engloba el problema verdadero de Maná y que sostiene esta ola de odio. Los carajos llevan haciendo exactamente la misma música desde hace 20 años, no crecen. Eso no significa que uno tiene que sentir vergüenza por haberlos escuchado en algún momento, pero hoy te odio. Capaz si hubiera tenido 25 años hace 12 años, te iba a odiar igual que te odio hoy, simplemente no iba a poder twittearlo.
Sí, es genial que desde chamo hayas visto Evangelion, Duckman y tripeado infinito caricaturas que siendo adulto aún disfrutas. Tampoco te puedes considerar un imbécil porque escuchabas The Offspring y querías montar patineta. La idea de mejorar como persona es... mejorar con el paso del tiempo. Uno no nace sabiendo que los Adidas Superstar son los mejores zapatos del mundo (Converse people, no me maten).
Todo este fenómeno está ocurriendo por culpa de las redes sociales. Hoy en día no eres quien eres, sino lo que está montado en la red y el feedback que recibes. Todo el tiempo las redes sociales te preguntan qué estás pensando, qué está ocurriendo, qué haces, muestrame tu gato, puta (esa última pudiera ser un start-up) y hemos olvidado que existe esa pequeña posibilidad que en realidad me sabe a mierda lo que está pasando, lo que estoy pensando no es tan importante y no tengo gato.
Como las redes sociales no contemplan esa posibilidad, ha llegado una era en la que sabemos qué ama y qué odia la gente y ahí se encuentra el desgraciado campo de texto esperando ser llenado por mi contenido mundano. Y luego llega la horizontalidad de Twitter y Facebook, que me permite poner mi opinión en el mismo espacio y con las mismas letras y el mismo tamaño que líderes mundiales como Chávez y putas como Diosa Canales (o era al revés?). Y es por eso que la gente de verdad se está motivando a dar su opinión, piensa que porque está en la misma línea que la de esa gente tan importante, y no es así. No solo eso, mucha gente ahora odia más cosas porque esta horizontalidad los presiona a tener una opinión, a tratar de influenciar la corriente cuando lo que tienes que hacer es cambiar de río. Pero no, nos amargamos y ya.
Algo que nos ha permitido descubrir la tecnología es que la gente odia todo.
Yo, con lentes. |
3 comments:
En conclusión, Mana solo tuvo una buena canción es "Clavado en un bar" lo demás fueron refritos de la misma canción, lo de los haters es solo influencia... Ya la mayoría de la gente no tiene opinión propia si no que se rigen por lo que dice la gente "cuul". Gracias por este articulo! muy bueno
Angel C.
¿Existe la posibilidad de que yo haya escuchado Maná por presión y ahora mi odio sí sea genuino?
Gracias.
@cebrian: de nada, dude. Gracias a ti por leer.
@lino: totalmente, tú eres un carajo lleno de emociones.
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