Ascensores

Los ascensores son el espacio con más dualidad de nuestra sociedad contemporánea. Libertad y prisión en un espacio reducido. Hace un par de años me enteré que la escena de Robert De Niro en la que le habla al espejo en Taxi Driver fue improvisada, y no puedo sino evitar pensar que De Niro había estado ensayando esa escena toda su vida. Me imagino a De Niro hablando en cientos de ascensores, e incluso de vez en cuando se parará frente a algún espejo y verá si aún puede sacar esas viejas líneas de adentro. Are you talkin' to me? Yo sé que yo lo intento.

Son muchas las veces que entramos a un ascensor, vemos si tiene cámara de seguridad, y luego por breves segundos vivimos en otro planeta con otra gravedad. Hablamos con el espejo, imitamos líderes mundiales y bailamos al ritmo de la música que estemos escuchando. Somos libres en el ascensor, porque sabemos que no deberíamos serlo. Vivimos en un mundo donde más gente baila el gangnam style en sus baños y ascensores que en las calles; al menos fuera de Korea... del Sur.

Luego está el caso contrario, entrar en un ascensor y que haya alguien adentro. Nos congelamos como si hubiera un xenomorfo colgado del techo del ascensor dispuesto a escupir ácido. Nos convertimos en esculturas humanas, y hasta controlamos la respiración. Somos piedras frenadas en el tiempo. Casi como si pensáramos que la otra persona es un tiranosaurio que solo reconoce el movimiento. Tan casual que somos. Nos van a violar si gesticulamos demasiado? He visto Irreversible demasiadas veces como para saber que aguantar la respiración no hubiera ayudado a Monica Bellucci.

Qué sería del mundo si nos comportáramos como personas que siempre están solas en un ascensor? Estaríamos bailando y haciendo morisquetas en los parlamentos y quirófanos del mundo?

Lo único, por favor no se exploten los granos en el espejo del ascensor. Da asco. De resto, sean libres.

Hola y Adiós cuando hay gente en el ascensor y un Hasta la vista, Baby cuando estamos solos en él.

buenochao!