En Europa el tiempo es una variable definida. Las cosas ocurren a su debido momento y es el hombre el que tiene que llegar a ellas cuando toca. El tren tiene una hora de salida. Si no llegas a esa hora, pues te jodes. Y la sincronía de la sociedad para permitir al europeo llegar a su destino es impecable al compararse con otros lugares. Europa tiene muchas fallas, pero le dan tiempo al tiempo.
Muchas veces he estado en Europa en el lugar establecido a la hora establecida y me encuentro con todo el mundo. Todos llegaron cuando debía y estamos esperando pacientemente que el tiempo nos deje empezar lo que sea que vamos a llevar a cabo. Se llama puntualidad.
Y del otro lado de este ejemplo está Venezuela. En Venezuela las cosas no ocurren cuando tocan, ocurren cuando se permite que ocurran.
Yo siempre he sido una persona puntual, de esas que llegan a una fiesta en Caracas y el anfitrión lo recibe cargando hielo y cervezas, para luego decirle "¿marico, qué haces acá a esta hora?" y la hora es la hora de la fiesta. Nunca llegué a freír tequeños porque rara vez los tequeños están hechos sino hasta ya entrada la rumba. Es como que los tequeños se hacen para recibir a los mamagüevos que llegan tarde.
Nada empieza en Venezuela hasta que la ciudad lo permite. En cada evento los asistentes llegan a cuentagotas y no queda sino investigar contra qué monstruo se enfrentan los demás. Imaginar si es el tráfico, crimen, ineficiencia, burocracia; o hasta hace unos meses: Chávez. Y a mitad de camino se deja de esperar y arrancan.
Cojos de tiempo. Queda esperar por las condiciones hasta que no se pueden seguir esperando. Pero luego es tarde y con la capa caída. Tarde en fin, pelando bolas.
Y estas luchas están perdidas. En Venezuela no hay puntualidad, todo el mundo llega a la hora que puede o el que puede llegar a la hora que se debe no lo hace. Así va. En Venezuela el tiempo de Dios es el que manda. Dios sabrá cuando llega el último, Dios sabrá dónde están los que faltan, Dios sabrá por qué no han llegado y Dios los proteja.
buenochao!
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