Entrar a mi viejo cuarto es una vaina bien depinga como decimos en mi pueblo: La California Norte. Está lleno de memorabilia de los Simpsons, de cuando esa serie tenía sentido y te podías identificar con alguien. También hay más CDs piratas que en muchas esquinas de la Torre de David. Todo eso junto con una cartelera de cartas de amigos que ya de vaina veo te hace pensar que estás en el cuarto de otra persona.
Desde hace un par de años dejé de comprar libros físicos. Por lo que si alguien quiere medir mi inteligencia, no va a tener un mueble lleno de papel que le garantice que tengo idea de al menos una parte de toda la paja que hablo. Pero no lo lamento, porque cuando veo mis libros viejos me doy cuenta que ya no los necesito, ya los leí. Y a veces pasa con la gente, y eso está bien.
Mi punto es: la cosa con las cosas es que son cosas. Y ya. Es cool rodearse de cultura pop, pero nunca debemos dejar que nos defina. Porque nosotros crecemos, y las cosas no. Y lo mismo pasa con las gente. Muchos de nuestros amigos solo se cruzarán por nuestro camino, pero pocos serán los que lo recorran con nosotros, perras. Lo siento, me estaba poniendo emocional y poner perras siempre corta la nota.
Feliz navidad, y buenochao!
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