Dec 27, 2011

20

Yo he tenido momentos traumáticos en mi vida. Sin duda. Me ha costado mucho entender a la sociedad, y a las personas en general. Peor hubo un día que nunca olvidaré, y creo que nunca lo podré entender.

Preparatorio, Colegio Santo Tomás de Villanueva. Era el momento de poner nota de conducta, aquella materia que correspondía al comportamiento de todas las materias. Pero el método sería la vaina más medieval del planeta. De hecho, viendo atrás no puedo evitar pensar en el evento como un capítulo de Game of Thrones. Resulta que constaba de 3 notas: la de la profesora, la del alumno a sí mismo y la de sus compañeros. Yo era el número 12 de la lista (lo recuerdo porque el 12 es mi número de 2 dígitos favorito) y vi como los niños que estaban primero pasaban por lo que era un juicio de valor. Noté varias cosas.

Primero venía la nota del niño, que siempre buscaba de darse su puesto y una nota humilde. Muchos se ponían 15, 16 y otros eran tan falsamente humildes que iban a los extremos de un 14. Luego venía la voz de la profesora, que casteaba su decisión con firmeza, a veces le subía la nota a los alumnos humildes como recompensa, y a veces estaba de acuerdo, ya ahí los estudiantes se arrepentían de su humildad. Luego venía el salón, implacable. Ellos se rendían ante la nota de la profesora, pero cuando veían a alguien con demasiada humildad que se colocaba un 13 o un 14, podían llegar hasta subir a un 18.

Nadie decía 20.

Yo era un buen estudiante. Ejemplar, de hecho. Se me daban muy bien las matemáticas y me estudiaba los libros con una demencia propia de aquel joven cuyos padres se están divorciando y está pasando por una época emocional donde todos sus esfuerzos yacen en conseguir la aprobación desesperada de sus padres que de vaina le paran bola, y era gordito. Luego de un año entero de hacer las cosas bien, estudiar, tratar bien a todo el mundo, e incluso llevar toda mi colección de la revista Dinosaurio (la cual me chorearon y tenía completa), decidí que era el momento de ser alabado por las masas como el mejor estudiante.

Esta revista era lo más arrecho del mundo.
Me levanté cuando llamaron mi nombre, me preguntaron mi nota y dije una sola palabra:

20.

Ese día fui vilmente enjuiciado y condenado. La mirada de la profesora reveló mi error. Le había quitado todo el poder que ella tenía, o eso había creído. Luego vino la prueba de fuego: me preguntó "por qué?". Y no pude sino explicar mi esfuerzo, mi trabajo, mi entrega, y la forma en la que consideraba a todos en el salón mis amigos. Esperaba su nota, la nota de la profesora, la cota inferior. Pero no llegó.

"Qué opinan ustedes de que Cristian saque 20 en conducta?"

Silencio, luego un murmullo, luego un "no". Y ahí empezó mi caída.

"Qué nota creen que debería tener Cristian?"

Y alguien lo dijo... dijo, "14". 14 como los charlatanes, como los irresponsables, como los que hoy en día prefieren andar rustiqueando y tomando alcohol que trabajar o graduarse. Me cedieron un 14 por creerme mejor, por atreverme a dejar la humildad de lado y esperar el apoyo. El primer 14 fue un susurro, al final era un clamor. Yo no sabía que nadie tendría 20 en conducta excepto las niñas quasi-sordomudas de mi salón. Pero lo peor fue la sentencia:

"Ya has visto la nota que te han puesto tus compañeros. Tienes 14."

Y esa fue la primera vez que pensé que todo el mundo era una mierda.

Era mentira, todo era mentira. Era una prueba. Yo no me ponía la nota, la profesora no ponía la nota, el salón no ponía la nota, la nota no era de conducta. Estaban evaluando qué tan jalabola se podía ser. Qué tan dispuesto uno podía estar a rendirse ante la merced y la piedad del grupo. Había fallado, a pesar de haber hecho todo bien.

En este punto del texto es cuando debería venir el giro, un momento en el que les digo que todo NO terminó así. El momento en que algún pseudo-bebé alzó su voz y pregonó mi injusticia. No ocurrió. No ocurrió porque así es la vida. Hollywood condena a los que dejan plot holes, a las películas que no se levantan contra las injusticias y las únicas vainas que general real y la gente quiere ver son aquellas historias que te las envuelven con un lazo y te comes hasta el plato. La gente no quiere ver vida en la pantalla, quieren ficción.

La vida es una serie de historias inconclusas, momentos fortuitos que hay que disfrutar, situaciones incompletas, identidades múltiples dependiendo del rol que ocupas en cada aspecto de tu vida y vainas que van desde cartas de amor/emails que alguien no te respondió a gente que te decepciona a cambio de un poco de billetes. Y eso es genial, porque uno siempre se olvida de toda esa mierda, igual que se me había olvidado esta payasada de episodio e igual que me río

Dentro de 20 años no recordarán cómo los mandaron al carajo, o cómo dejaron de hablarse con sus amigos porque se mudaron a otro continente o cómo no cumplieron los requerimientos de una cuerda de idiotas en algún círculo social. Recordarán la jeva que les robó un beso, los días que se fueron a dormir riéndose y los viajes que tienes miedo olvidar porque se sienten como sueños que si no escribes se matan en tu mente. Después de todo, todo lo que no se escribe se muere.

PD: Sí, saqué 14. Pero saben qué? I had some balls when I was a kid.

4 comments:

Kris said...

Tremendo post dude, tenía tiempo sin disfrutar tanto un post tuyo. No que los demás hayan sido malos xD sólo que este fue otro nivel y es muy fácil identificarse con la situación. A mi me pasó algo similar sólo que yo no termine con un 14 sino con un 16, algo que había olvidado por completo hasta que lei el post.

Anonymous said...

Que chimbos los choreos colegiales...

Una vez la profesora de castellano de 6to grado hizo esa evaluación Alumno/profe/salón.
Yo le había hecho el trabajo a una chama, todo.
ELLA
ella: 2/2
salón: 2/2
prof:1,75/2
total: 2/2

YO
yo: 1,75/2 [martir]
salon 2/2
prof: 1,75/2
total: 1,75/2
Verg, que mal me sentí.

En noticias relacionadas:
Castellano de 8vo grado. Un examen tenía 2 puntos sobre 20 para ortografía. Como no sabía un coñ, me puse a escribir poco para que no me descontaran los 2 puntos por errores. Nah: me puso 0 en ortografía porque escribí poquito.

Buenochao,

Ze

Sicko said...

Chamo, la revista Dinosaurio del iguanodon. Para mi fue muy arrecho descubrir que los herviboros si tenían como no dejarse joder por los carnivoros. Aquellas época e la fiebre de Jurassic Park.

Saul Hidalgo said...

Excelente Post!!