Apr 18, 2013

De Pizza y Política

Si bien Venezuela está sumergida en la locura y la intensidad política, yo quiero hacer un paneo de la situación con una analogía.

Supongamos que somos 10 personas y vamos a comer pizza. En el mundo de la gastronomía italiana no es común conseguir ingredientes tan americanos como la piña, pero ahí están, y hay minorías que aman la piña en su pizza. Entonces de estos 10, solo uno quiere piña en su pizza, el resto no. ¿Qué ocurre? Esta persona, la mayoría de las veces se jode y se come la pizza con champiñones. O a veces, solo a veces, esta persona se ha ganado su piña, porque ha comido suficiente maíz, suficiente queso y suficiente pimentón como para que sea la hora de comer piña. Esta persona luchará mucho para comer piña.

¿Qué ocurre cuando 4 personas quieren piña con todas sus fuerzas y una cuarta persona tiene ganas de probar piña? En Venezuela lo que ocurre es que se matan a coñazos, se insultan y cada bando actúa como si  todo el mundo fuera alérgico a la piña o por el contrario vivieran en la casa de Bob Esponja en Bikini Bottom.
Esta es la casa de Bob Esponja.
El problema de tratar la política como un juego de fútbol o una guerra es que estamos hablando de un cargo público que simplemente tiene que servir los intereses del pueblo. No hay un porcentaje mágico de simpatizantes que te dan un wildcard para hacer lo que quieras, sino todavía habría esclavitud, segregación racial y las mujeres no votarían.

Sí, siempre habrán unos locos que odiarán la piña y desearán arrasar con las plantaciones de piña en el mundo. Capaz alguna vez se comieron una piña con corteza, o se las metieron por el culo, ¿qué sé yo? Algunas personas solo quiere ver las piñas arder, diría Internet.

En Venezuela ocurrió que a todos se nos olvidó que más allá que llevamos tiempo sin comer piña, ya es hora de probar algo diferente. Hemos estado comiendo la misma pizza por 14 años y ya estamos hartos de tanta salsa roja. Pero tampoco podemos obligar a personas alérgicas a la piña a comer, hay que buscar de darles su pedazo de pizza y no dejar de ponerle esa salsa que tanto les gusta.

La cosa es que no hay que olvidarse de lo que uno quiere. Y cada día, cada vez que se sirva pizza, pedir piña, y hablar con la gente de lo buena que puede ser la piña si no te comes la corteza.

Al final lo importante es conseguir que todos comamos en familia y cada quien disfrute su pizza, que comida hay para todos.

Yo quiero mi pizza con Capriles, por favor.
(qué chinazo esta vaina)

buenochao!

2 comments:

Unknown said...

Mientras sigamos creyendo que la democracia es la dictadura de la mayoría, nuestras pizzas seguirán sin tener piña, a pesar que casi la mitad de la gente quiere ponerle la bendita piña.

Luis C. said...

Muy buen análisis Cristian. Sólo tengo algo que agregar: agarra este chorizo para tu pizza.