De hecho, yo compraba juguetes en función de los personajes de cada bando. En una época de mi infancia que no conocía los grises de la vida y veía todo en blanco y negro tenía unos personajes que eran villanos, otros que eran héroes y ... extras.
No respetaba proporciones, dirección artística o contextos. G.I. Joes se codeaban con tortugas ninja, X-Men, Power Rangers, legos, aliens, Transformers y ... una olla.
Las ollas en mi casa estaban en una parte muy alta de la cocina, yo no llegaba. Un día mi abuela puso a secar una olla y le pedí que me la prestara para jugar.
Me dijo que sí.
Ese día cambió mis tardes. El agua se había convertido en un nuevo elemento de juego. En mi universo persistente una gran explosión había generado un pozo de agua hacia el centro de la tierra. Era infinitamente profundo, no tenía fondo. Los personajes se sumergían tratando de entender qué saldría de él. Necesitaba un archienemigo.
Se acercaba mi cumpleaños, así que le pedí a mi abuelo que me llevara a la juguetería para comprar a un villano. Y como buen abuelo, me llevó. Fuimos a American Toy Store en Bello Monte y compré el más grande y repugnante villano que pude encontrar: la Reina Alien.
Y en una tarde trinfual salió la Reina Alien del pozo, dividió los buenos de los malos y se generó una guerra civil de juguetes. Algunos buenos saltaron la talanquera, otros fueron controlados mentalmente y solo quedaron los grandes héroes: Rafael de las Tortugas Ninja, Wolverine y un muñeco de Lego de Barba Roja.
Never forget. |
Estos 3 gigantes liberaron a los prisioneros, pelearon con todas sus fuerzas y gracias a su liderazgo y fuerza después de semanas con las manos metidas en una olla llena de agua hasta que se me arrugaran los dedos, la batalla llegó a su fin en una bola de fuego.
Derretí la Reina Alien.
Sí, quemé un juguete considerablemente caro, pero no había vuelta atrás. Luego de semanas de lucha era imposible en mi mente que este monstruo siguiera vivo. No fue una decisión fácil, pero tenía que ser una solución definitiva, o el mundo viviría bajo el miedo por siempre.
Recuerdo mi abuela regañándome por haber quemado el juguete, a mi madre preguntándome si estaba loco y a mi abuelo jurándome que más nunca me iba a comprar nada. Por momentos pensaron que era piromaníaco y pusieron todos los fósforos y mecheros fuera de mi alcance.
Lo que ellos no sabían es que había salvado al mundo.
buenochao!
3 comments:
JAJAJA
Ze
Que buen articulo! congrats!
Marico, la reina alien voladora era uno de mis juguetes favoritos, no sé a dónde fue a parar.
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