May 8, 2013

La narrativa de una Ciudad

El turismo en Venezuela es una mierda. Y el problema es el mismo que existe en su cultura: carencia de narrativa. En Venezuela si bien hay historias, no forman parte de la capa cultural del venezolano.

La narrativa de una civilización define su cultura. No me refiero a su historia, sino las historias que la forman. Reforzar la narrativa es algo que los gobiernos y líderes tienen que hacer para formar una coherencia. Y es que las historias son las que definen la historia y a su gente.

Los ingleses son una cultura que siempre ha estado al servicio de la corona y los más respetuosos y orgullosos ciudadanos eran condecorados como caballeros. En Estados Unidos el Sueño Americano y la historia del all-american-hero se ha reforzado a lo largo de las historias de deportistas, héroes de guerra y empresarios que cambiaron al mundo. Son culturas con una personalidad fundida con su narrativa.

En Venezuela esto no existe. No tenemos la figura de los semi-dioses griegos. Tenemos próceres intocables y poco de analfabetas y cuentos de camino. Un caudillismo imparable y una brecha social que es mucho más profunda que la racial.

¿Cómo se mezcla esto con el turismo? El turismo es narrativa. Puede que nunca hayan ido a Nueva York, pero saben lo que harían si fueran. Irían al Empire State, comerían un slice de pizza, irían a Central Park, al Rockefeller Center y visitarían la Estatua de la Libertad. Esto es narrativa. Es por cosas como esta que las ciudades están obsesionadas con sus skylines. Quieren generar una narrativa en sus espacios públicos.

All you need to know in London in a straight line.

Caracas no ha construido una narrativa nunca. Tampoco lo ha hecho ninguna ciudad de Venezuela. Sí, hay cosas que hacer, obviamente, pero no hay una narrativa. Sí, estar un mes en una ciudad te hace sentir la ciudad, pero de eso no va el turismo. El turismo es narrativa. No le podemos decir a un extranjero que se venga por un mes y se eche una pea en una playa con la mierda de sueldo que se ganó en quince días de trabajo. Por eso la obsesión de un skyline, poder definir la experiencia de la ciudad en una línea de tiempo y una serie de eventos. Por esto es que las ciudades se enfocan tanto en generar espacios para cada momento del día. Eso es planificar turismo.

Y la narrativa es algo cultural que se tiene que compartir. Yo pudiera darles una serie de tips y lugares a los que ir en Barcelona que seguramente harán que vean la ciudad de una manera interesante sin ver siquiera una pieza de Gaudí, pero Barcelona no va de eso. Si bien pueden ir a París a hacer deportes extremos, la ciudad está enfocada en el amor y busca de ser un destino para parejas. Esa es la narrativa que se ha fusionado con la ciudad.

Un ejemplo de un sitio en Venezuela con una narrativa es la Gran Sabana, e irónicamente no tiene nada que ver con nosotros. Ir para allá es una historia en sí. Yo nunca he ido, pero entiendo que es la llegada a Santa Elena, los caminos fangosos, dormir en carpa, subir el Roraima, acampar arriba con los calcetines empapados. Ahí hay una historia, ahí hay narrativa. Esto no existe en ningún otro lado por más que la alcaldía se invente rutas balurdas para ir viendo museos. La narrativa es mucho más que eso. Posiblemente la narrativa es una premisa. ¿Para qué voy a París? Por amor. ¿Para qué voy a Barcelona? Para vivir una capital europea. ¿Para qué voy a Auschwitz? Porque quiero aprender de historia y entender el pasado. Pero no hay motivo alguno para ir a Venezuela más allá de que te maten. Lo siento, es así.

Sé lo que estás pensando y no, el problema no es el dinero o la infrastructura. La gente va a la India o a Tailandia a pasar roncha, literalmente. Porque son sitios de descubrimiento espiritual y ... BLA BLA BLA. En la India y Tailandia hay gente como en todo el mundo, pero su narrativa es tal que la gente va para allá bajo esas circunstancias. Nadie está yendo a monasterios en Cataluña a buscar paz interior, van a la playa a vomitar luego de emborracharse. Eso es lo que permite una narrativa, que la gente vaya a Cuba a ver qué es lo que pasa cuando el comunismo gana. Nadie va a Cuba esperando tener mejores vacaciones que en Bora Bora, quieren experimentar esa narrativa.

Y por eso no hay turismo en Venezuela. Somos una película sin trama, un poema de bachillerato o una película de Transformers llena de efectos especiales y ninguna narrativa real. El problema no es tan sencillo como construir señalización para llegar al aeropuerto o hacer que al aeropuerto de Margarita lleguen vuelos directos de Berlín. Hay que hacer The Beach en Venezuela, hacer que más héroes en las películas se escapen de la CIA viniendo a Venezuela a pasarla bomba y hacer que en un capítulo de alguna serie de acción se caigan a tiros en medio de los Diablos de Yare.

Honestamente, la violencia en Venezuela es tal que el turismo que hay que potenciar es el de turistas locos que quieren pasárselo de puta madre usando drogas y tomando alcohol rodeados de mujeres, o guerreros del camino que quieren hacer turismo de aventura en balsas y con vehículos todo terreno porque eso es lo que podemos ofrecer. Y no, no estoy loco, estoy muy claro que eso es lo que hay que hacer y que hay mucha gente yéndose a otros lados menos divertidos a hacer estas cosas. No hay forma que podamos convertir nuestro país en un paraíso playero con nuestra infrastructura, y esto es algo que el Ministerio de Turismo no entiende.

Cada segundo que pasa que Venezuela no es enfocado como un destino exótico de aventuras y deportes extremos para mochileros, es un segundo que estamos perdiendo dinero. Piensen al respecto. El país necesita una narrativa y la necesita ahora.

buenochao!

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