Terminar Call of Duty: Ghost y escuchar una canción de Eminen fue un momento definitivo en el que internalicé que los videojuegos se han convertido en la industria más masiva de entretenimiento en el mundo.
Alguien que ha jugado todos los Call of Duty ha gastado más de 1000 dólares en contenido, hay más gente jugando en un determinado momento que la población de muchos paises juntos. Y si bien estamos llenos de números y datos, hay algo que está ocurriendo con los videojuegos: ya son mainstream media.
Esto va más allá de la competencia, las ventas y las estadísticas. Esta gente tiene palanca suficiente para colocar a Eminem en los créditos de su canción y uno no se siente orgulloso de la franquicia por tener una canción de Eminem, uno se siente satisfecho. No me siento impresionado de escuchar a Eminem rapeando, en lo absoluto. No siento que tengo que saltar de mi silla, al contrario. ¿A quién coño esperabas? Me pregunto. Misma liga.
Los videojuegos tienen a los mejores guionistas, a los mejores músicos y a los mejores artistas. Ya superamos esa etapa prematura donde era noticia que un director de cine o un cantante quisiera estar en un juego y esto fuera garantía de algo. Ya no es garantía de nada. De hecho, nadie de otro medio probó nada. Steven Spielberg no hizo el mejor videojuego, y la música de ningún gran rockstar está por encima de soundtracks llenos de vida de artistas que entienden el juego y sus mecánicas.
La industria de los videojuegos se encuentra en una etapa de oro. La tecnología permite a equipos pequeños experimentar y sacar juegos hermosos con ideas únicas. Y por otro lado están los juegos AAA que cada día llevan la barrera tecnológica más lejos y a más gente.
buenochao!
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