Foto de Leonardo Ramírez |
Mucha gente habla de la violencia como si estuviera por encima de ella. De hecho, las personas tienden a encasillar la violencia y dividirla en tipos. Jerarquizan la idea de violencia dentro del contexto en el cual se comete.
El desprecio a la violencia suele ser en sí mismo un mecanismo de defensa. Puedes despreciar la violencia, pero negar su capacidad de resolver problemas es un error que muchos pacifistas han pagado con su libertad a lo largo de la historia. Negar esto es una muestra de desconocimiento muy grande sobre la violencia y la historia.
Luego está la difusa línea que la gente se crea dentro de su desprecio entre la justificación y la comprensión. Nuestra generación vive en la arrogancia de sentirse superior a cosas obvias como la violencia, la corrupción o la ignorancia. La verdad es que comprender el origen de algo no es una apología o una muestra de apoyo. No tiene pérdida entender de dónde vino el fuego en el que arden las ascuas.
Regocijarse en el descontrol de una horda es burlarse del vaivén de una ola. Es caer en discusiones obvias que siempre se pueden ganar. La violencia existe dentro de sí misma. Las personas no son violentas, realizan actos violentos. La violencia es un recurso, para los más pacifistas es el último recurso y para los más idealistas no es un recurso en lo absoluto.
Dentro de la tragedia que representa, la violencia es un recurso que a lo largo de los siglos ha mostrado mucha resolución y la seguirá mostrando por encima de muchos valores más dignos. Las veces en las que la violencia se ha mostrado incapaz, ha sido cuando no se ha aplicado suficiente.
Al final, la violencia no es ajena a la historia, ni a nuestra naturaleza y a nuestra supervivencia. La violencia es -y siempre será- una situación de la que escapamos hasta que aquello que consideramos más importante está en peligro o al alcance. Todo hombre vive por algo, y aquello por lo que merece la pena vivir, merecerá la pena matar y morir por ello en alguna medida. Pensar lo contrario es considerar que no hay límite a la paciencia humana. Y si algo le ha faltado a la humanidad ha sido precisamente eso: paciencia.
No es tanto que la gente no tenga problema en morir, es que tiene un mayor problema con vivir con la rodilla en la tierra.
No comments:
Post a Comment